¡¡Bañito rápido!!

Entré decidido, pues era costumbre habitual en mi entrar a las 19:08 en la sala 2 a la izquierda de la sala 1, dónde casi nunca había un alma. Siempre estaba solo, relajada ante la adversidad del silencio. TRANQUILIDAD, podría decirse también.

Como se debe entrar, con una toalla rodeando mi cintura, con la cabeza bien alta y sin esperar encontrarme a alguien, me quite mi toalla antes de tiempo, pero qué mas dará hacerlo ahora o nunca, si no había nadie?

TRANQUILO el vapor que recorría mi musculoso cuerpo, escalofríos punzantes en mi espalda y una sordera crónica, en conclusión, estaba de escándalo con el vapor ya simplemente, pero mejor me sentí cuando me escurrí en el agua caliente del estanque. OMG! esto era un orgasmo en toda regla, o eso tenía entendido.

Necesitaba. Un puto. Momento. A solas.

Harto, más que harto de las manías depredadoras de sus compañeros de... "profesión", cojo y me las piro con mis dos niñas, mis preciosas espadas. No voy a tolerar que muestren tal espectáculo de degradación profesional, y menos en mi presencia. No son más que carroñeros. No saben apreciar el valor de una buena caza, y la esencia de la presa debatiendose en tus garras.

Por ello, llevaba prácticamente desde la hora del té metido en el agua, en una de las salas de los baños donde normalmente nunca, nunca había nadie. Relajado, tranquilo, escuchando el simple palpitar de su gatuno corazón depredador. Sin embargo, un aroma primero, y el sonido de unos pasos después, rompieron la tranquilidad de las horas que llevaba ya allí. Gruñó, torciendo el gesto. Ese olor era humano, pero sólo había un humano que tuviera ese olor.

- ¿Qué le trae por aquí, sombrerero?-. Trató de ser mínimamente cortés, frio, punzante como el hielo. Pero se notó que no le gustaba que rompieran SU calma.

¿CÓMOOOOOO?¿QUÉ HACE ESTE MALDITO GATO AQUÍ METIDO EN MI HORA DE DESCANSAR?. Pensé, pensé mucho sobre esto, por qué había un gato metiéndose en el agua donde yo me iba a meter, no quería ser racista ni pensarlo, pero es que no me gusta me molesten en mi hora de descanso y mucho menos alguien tan arrogante y frio...tan parecido a mi verdadero yo...lo repudiaba.

Con una linda cara y un pequeño salto, llegué hasta el agua, zambulléndome y apareciendo frente a él con una sonrisa de niño chico que acaba de encontrar otro objeto más con el que jugar.-Gatito,gatito...¿cómo tú por aquí~~~~??.-pregunte tocándole suavemente una de sus orejas, a decir verdad, los gatitos me encantan pero no me gustan los gatazos ¬_¬...lo miré de arriba a abajo, hasta lo que cubría el agua.

-No esperaba encontrarte aquí.-susurré poniendo morritos.-si supiera que vienes todos los días a una misma hora, vendría sólo para hacerte compañía~.-balbuceé de inmediato, pasando uno de mis dedos por su mejilla, sonrojada por el vapor y el calor, supongo.Era divertido jugar con las personas, pero no por ese hecho podía jugar con cualquiera, hay muchos por aquí que muerden, y lo decía exactamente por este gatito malo, que siempre anda tras una presa fresca que corromper.

-¿Alguna presa últimamente que fuera de mi agrado?.-pregunté, interesado, siempre viene bien un poco de diversión.

Sabía perfectamente que no le caía precisamente en gracia al sombrerero, pero no le importaba en absoluto. A ambos les sobraba con tolerarse el uno al otro, en las ocasiones en las que se habían ido encontrando con el paso de los largos años -y, en el caso de Rai, vidas-. El lindo rostro del sombrerero pronto pasa a ser de leve molestia, a monosura total, para meterse al agua.

El chapoteo molestó bastante al gato estirado en el agua, sin toalla desde el principio. Usó su cola para taparse con tranquilidad, apenas lo mínimo, conociendo el carácter del sombrerero. No se inmutó cuando el otro apareció frente a él, ni lo más mínimo. Se dejó tocar, y contemplar, estaba demasiado cómodo y relajado como para molestarse en apartarle por ser un pesado hostigador. Le contempló, siguiendole con el único ojo, dado que llevaba el parche.

- Yo tampoco esperaba encontrarte por aquí...-. Prefirió no decirle a la cara "loco", por si acaso se lo tomaba mal. No le apetecía especialmente luchar ahora contra él. Pero ya no soportó más cuando el otro continuó tocandole impuemente, paseando su fino y delicado dedo sobre su mejilla, y lo atrapó en un suave mordisco, gruñendo a modo de advertencia, con media sonrisa muy lasciva. Le soltó, con tranquilidad, sólo cuando le apeteció-. No, sabes que no hay carne fresca desde hace ya un tiempo, pero... Ten cuidado, podrías ser tu esta noche mi presa. Deja de tocarme o atente a las consecuencias, Lelouch... De nuevo.

Exactamente, no habían compartido sábanas ninguna vez, pero siempre había estado muy presente la lucha de personalidades, las miradas lascivas, y las sonrisas de medias tintas. Y ahora estaban a solas.

ME ENCANTA TENER EL AMBIENTE POR LAS NUBES, y era verdad, adoraba la tensión que podía causar en ciertos momentos como este, cuando , sencillamente está un poco desesperado y no pienso ser su plato del día, pero no me importaba jugar con él en lo absoluto."seguiré jugueteando un poco más" pensé en el instante en que Rai me mordió mi dedo...un momento, MI DEDO! lo saqué de inmediato, a saber donde ha estado esa boca antes ¬_¬...

-Uoo...¿de verdad te crees que puedo ser tu presa?.-pregunté, provocándolo con una mirada lasciva con fundamento (?), mientras, mi mano se deslizo hasta una de sus orejas, y pellizqué dulcemente la punta de esta, esperando provocar placer y no dolor. Soy lo que se diría un CALIENTABRAGUETAS en toda regla.

Sonreí, otra vez de forma lasciva, pero para nada...este juego estaba acabando, me levanté de pronto para ir donde las duchas y poder enjabonarme. Cuando llegue a las duchas me percaté de que no había traído ni siquiera el champú y pude ver que había uno por alli, junto a gel e incluso suavizante o-OU.

-Rai...-susurre, a pucherazos.- ¿Me dejarías usarlo?.-le pregunté dulcemente mientras señalaba lo que había mencionado anteriormente (mentalmente).Aunque en realidad no tenía ni idea si era suyo o no, porque no ponía nombre ni nada, lo normal supongo...¿pero que tengo yo de normal?.-¿Qué me dices?.-le pregunté de morritos con el dedo indice apoyado en mi mejilla izquierda expresando una cara muy kaway.

Ignoró la mala mirada que le dirigió el sombrerero, mirando al frente de nuevo mientras se relamíala boca gatunamente, para quitar el sabor a él que se le había quedado. Miró a los ojos morados mientras el otro pretendía picarle con esa simple pregunta, y sonrió de medio lado, aunque no le contestó. Si quisiera, si de verdad quisiera, podría conquistarlo y tenerlo en su cama. Sólo que no valía la pena tanto esfuerzo. Y no era su tipo, era demasiado activo, por más mono que se mostrase por fuera. Por dentro... Eran iguales, prácticamente. A él no le engañaba.

El pequeño y delicado pellizco le provocó una pequeña descarga de placer ligeramente doloroso columna para abajo, pero no lo demostró en lo más absoluto, no cambió su expresión o la frialdad en su único ojo visible, sonriendole depredadoramente al sombrerero. Cuando éste salió del agua, volvió a estirarse, siendo dueño de los baños, hasta que le oyó llamarle. Le miró por encima del hombro, de reojo, para ver qué era lo que quería. Preguntaba sobre los jabones... Se encogió de hombros, ignorando la cara monosa que llevaba de jeto, por el bien de la tranquilidad.


- Usalos, no me importa-. Murmuró lentamente, reacomodandose en el agua y provocando pequeñas ondas en ella. Pero luego, sonrió-. Pero deja esa actitud de niño bueno y lindo. No te pega. Aquí no te ve nadie.

¡¡ODIO ESA PREPOTENCIA!!

De verdad, odiaba esa prepotencia con la que me miraba o me hablaba, la odiaba profundamente, y por mucho que intentase acostumbrarme a ella no podía hacerlo, era superior a mis fuerzas. Ni siquiera podía hablar con él tranquilamente, pero sentí una patada en el estómago cuando me reclamó que dejase de actuar así.

-Tienes razón, debería dejar de actuar así...¿contigo?¿quieres ser especial?.-le pregunte acercándome nuevamente a el, serpenteándome como las víboras en celo (?) , hasta llegar al agua, pero sin meterme llegué a él.-Entonces, quieres un trato especial, Rai Void.-dejé fluir a la bestia interior, sólo con mencionar esas palabras.Únicamente podía pensar en como torturarle cínicamente o como comportarme con el, pero no era suficiente...quería verlo enfadado.

Quería tener el enfado a primera vista y que fuese incapaz siquiera de rozarme un pelo, quería ver con mis propios ojos las facetas de todos los habitantes de este mundo y , Rai, no se libraría de ello por muy fuerte o capaz de cualquier cosa que fuera.

-¿Cómo debería tratarte...Rai?.-pregunté, nuevamente, con una leve sonrisa picaresca que insinuaba que llegaría a hacer cualquier cosa en cualquier momento.Suponía que el atacaría o haría algo, y es lo que realmente quería, un poco de acción.

Le encantaba cuando el sombrerero entraba tan fácilmente a sus provocaciones. Eran similares, al menos en una pequeña parte, y no le gustaba tener que lidiar con la parte que no se parecía a él. Cuando el moreno era mono, sí, era de su tipo. Pero sabía que en su interior tenía una profunda oscuridad, y le gustaba aún más cuando no la escondía. Giró la cara para contemplarle mientras hablaba, sonriendole descaradamente.

- No quiero un trato especial, Lelouch Lamperouge.- Sacó la cola del agua para acariciarle la cara, dado que se había acercado de nuevo. Dibujó caricias en su mejilla lentamente, sabiendo que estaba cabreado por el tono con el que comentó su nombre. Mantuvo la sonrisa, sólo para molestarle un poco más, correspondiendo su picaresca con el rostro.- ¿Cómo quiero que me trates? Oh, fácil. Deja de pretender ser lo que no eres, no sólo ante mi. No me gustan los que llevan una máscara, siendo de los más poderosos...

Bajó su cola al agua, para dejar de acariciarle, pero no se relajó de nuevo. No teniendole tan cerca, tan enfadado, con tantas ganas de pelea.

¡ME SACA DE QUICIO!MALDITO GATO SIN AMIGOS.

Estaba más que enfadado con Rai, sabía perfectamente que no podía sacar mi verdadera personalidad, aún así...él quería a toda costa que la sacase.-Sabes perfectamente que si sacase mi verdadera personalidad, estaría en grave peligro y no sólo tú, yo también, además, ¿por qué te importa tanto que no saque quién verdaderamente soy?.-inquirí, con una sonrisa, que aunque se viese hermosa desde fuera, estaba podrida y ennegrecida desde el fondo de mi alma.

Ahora mismo quería golpearle, pero no podía hacer eso, yo no era así...normalmente.O eso creo, ya no recuerdo cuándo fue la última vez que saqué a relucir lo que en realidad era capaz de hacer...¿no lo recuerdo o no quiero recordarlo?

Sabía que debía parar esto si no quería que acabase mal, siempre podría utilizar "eso" para ganarle, pero no quería llegar a tal punto.Pero la verdad pasó ante mis ojos.-Aunque no quiera pelear contigo, algún día tendré que hacerlo...-solté, inesperadamente triste. Pues sabía perfectamente que él apoyaba al príncipe, ¿sus ideales? no lo sabía...el por qué eligió al príncipe tampoco lo sabía..."creo que no nada de ti", pensé en decirle ... pero a qué vendría tal ñoñería?

Se limitó a contemplarle mientras el otro controlaba su ira, bien visible a través de esos ojos morados tan expresivos. Sus ojos eran el espejo de su alma, para el minino presente en la bañera. Se estiró, sacando los brazos para apoyarlos al borde de la bañera, y seguir tan relajado como, le era posible a su lado, estando éste tan cerca de un posible descontrol.

- Lo sé. Lo sé perfectamente-. Respondió a su sonrisa con la expresión seria y controlada de siempre. Sabía que esa sonrisa no era nada positivo. Nada en absoluto. Su cola se erizó instintivamente, aunque al estar bajo el agua, no se notó para nada. Pareció darse cuenta ahora, de que algún día tendrían que enfrentarse de manera seria, y muy probablemente, con riesgo mortal. Asintió lentamente a su afirmación, él tampoco quería pelear con Lelouch. Era un espécimen de lo más único y curioso en el mundo, y muy probablemente, difícil de controlar y mucho menos vencer-. Lo sé... No te creas que no lo sé. Tampoco me apetece luchar contra tí,...

Se le había jodido y bien la tranquilidad del baño. Aún así, no le apetecía salir de las ardientes aguas, con lo cual, retiró su único ojo del rostro bello del sombrerero.

Entendía mi situación muy bien, pero también entendía la suya, aunque fuese un poco.Quité la fea expresión de tristeza de mi cara para poner la sonrisa mas bella del mundo.

-Pero qué se le va a hacer, aunque...espero que encuentres a alguien que sea capaz de cambiarte por completo.-solté, indignado por su estado social.¿Por qué pertenecía al príncipe? >_>!! no lo soportaba.

-¿Te acuerdas?.-le pregunte , con la mano e el pecho.A simple vista no se podía notar nada, pero con un simple rozamiento y un cambio brusco del color de mis ojos podía observarse que tenía medio pectoral, sobre el corazón, marcado por unas garras , a decir verdad...de él.-Ya podrías al menos habérmela dejado en otro lado ¬3¬ no sabes cuán feo queda esto si no lo escondo con un poco de poder.-bufé, quitando la mano del pecho, y volviendo a mi color de ojos normal, volvió a esconderse dicha marca.

-Yo todavía me acuerdo.-deje salir, por último.Sin mediar ni una triste palabra más, y dándome la vuelta, cogí el champú y me enjaboné un poco el pelo.

Dejó de estar triste y compungido aún a pesar de estar mostrando quien verdaderamente era, para volver a sonreir ampliamente, con los dos holluelos de la belleza que le caracterizaba. No suspiró, pero dejó de mirarle a la cara, no quería verle con la máscara que debía usar para sobrevivir. Quería conservar el recuerdo de cómo era antes, cómo era cuando emociones reales le recorrían. Ignoró la indignación que le recorría al clamar que ojalá encontrase a alguien que le hiciese cambiar. ¿Cambiar, él? Ni aún a pesar de perder otra vida.

Se acordaba. En un principio, la mano del sombrerero estuvo simplemente apoyada contra su pecho, sobre el corazón. Pero tras un susurro de magia, medio pectoral apareció atravesado por cinco perfectas cicatrices de garras. Sus garras. Estuvo a punto de alzar la mano izquierda, que era con la que había perpetrado tal cicatriz, pero desapareció de nuevo. Sin rastro.

Lelouch se dio la vuelta, y con su fino oido, le escuchó enjabonarse tranquilamente. Claro que se acordaba. Había perdido el ojo contra él. Pero se lo mereció, la mató y debía pagarlo. Se levantó del agua con tranquilidad, enroyándose en su toalla para salir de la bañera.

- Eres un tramposo, Lelouch. Uno con clase-. Murmuró, antes de desaparecer camino a las duchas, en la sala anexa, para tener espacio y tiempo para pensar. Si al otro no le daba por picarse, claro, y venía a reclamarle. Pero eso no quitaba que lo fuera, podía esconder sus heridas, y él llevaba el parche siempre, como única manera de no asquear y/u horrorizar a todos.

Tramposo, decía...JAJAJAJAJAJA, yo tramposo.....yo no soy tramposo, soy el sombrerero loco, no puedo ser un tramposo siendo eso...simplemente, es la fachada que he de coger...o eso creo.

Cogí el champú con la mano izquierda y me dispuse a tirárselo antes de que saliera de la habitación y....ZAS! lanzado y golpeado!Saqué la lengua en forma de burla y le hice el corte de manga.-VIEJO!! AQUÍ EL ÚNICO TRAMPOSO ERES TÚ!.-grité, eufórico, con una sonrisa en el rostro, hacía tiempo que no sacaba esa sonrisa de jugar...con el que fue mi mejor amigo....¿fue?

El sombrero, mi sombrero, apareció ante mí, y eso no era muy bueno...significaba que algo malo estaba a punto de pasar aquí y ahora, ¿sería por lo que acabo de hacer?...no creo que por tirarle el champú se fuese a enfadar tanto como para que mi sombrero se activase...¿no?

Le miré, atónito, sin palabras...¿era él el que iba a hacer este lugar una catástrofe o... sería otra persona? No titubeé, con un chasquido, mi ropa apareció y me vestí lo más rápido posible...no era buena idea luchar desnudo.

-Preparate.-susurré, en voz baja, pero era para mí.

Obviamente, como ya se había esperado, el otro no se estuvo quieto ni por asomo, y recibió de lleno el bote de champú contra su cabeza. Prefirió dejarse dar, aunque sus reflejos gatunos le hubieran servido de sobra para esquivarlo. Al fin y al cabo, no sabía a ciencia cierta si Lelouch sabía por qué la había matado. Pero lo supiera o no, se merecía ese golpe, más que de sobra

Y pareció... Pareció tener ese tono de broma que tenían en los viejos tiempos, cuando todo iba bien, cuando Alicia aún gobernaba. Pero no le hizo gracia ser acusado de tramposo. Nada de gracia. Él no era el que iba escondiendo las heridas de guerra como un cobarde que no se sentía orgulloso de todas las batallas en las que había participado. Aún incluso si una de ellas fue con su mejor amigo.

Tras erizarse por completo, lentamente, sintiendo cómo la sangre se le congelaba en las venas de la furia, se dio la vuelta en el sitio. Claro. Cómo no, don trampas ya estaba vestido y preparado para la batalla. Lentamente, se quitó el parche del ojo, dejando ver la cuenca de su ojo, con una cicatriz limpia de parte a parte, hecha por una daga.

Con la misma fría, horripilante lentitud, se acercó al sombrerero, alzandose sobre él dados sus centímetros de más altura. Le contempló fríamente, con la sed de sangre en la mirada. No soportaba el dolor de permanecer en el bando contrario al de él, sin decirle por qué. No soportaba saber tanto de él, y que el otro no supiera casi nada. Pero debía seguir en silencio. Enseñó los dientes, siseando como los gatos, antes de salir de la sala e irse para no volver. No quería verle.

[Se fue -w- me he tomado la libertad de que no me hagas nada, al igual que tu me lanzaste el bote y acertaste, si quieres cerrar tú el tema, como quieras]

[MALA MUJER] CLOSE THE THEME!