Hola!? donde...

Sumido en la oscuridad de la noche, los extraños ruidos del interior del laberinto agudizaban mi alma, lo único que podía era ir al laberinto, era lo que debía hacer. Se dice que en el corazón del laberinto se haya una gema, capaz de hacer realidad cualquier deseo. No creía tan mundana leyenda pero el hecho de conseguir la gema en sí, me resultaba escandalosamente maravilloso.

Con solemnidad llegué hasta la entrada norte, ya que habían otras tres entradas entré por la que me parecía más fácil.Al entrar un muro de piedra bloqueó la salida, lo que significaba que no podría salir por el mismo sitio por cual entré.Intenté saltar el muro, pero crecía junto a mi en cada salto y volvía a su tamaño nuevamente una vez tocara suelo firme.

Sonreí, emocionado. Era un reto digno de mi nombre.Me gustaban los retos, aún hoy me gustan son ... como decirlo...especiales.Con aún la sonrisa en mi rostro, me quité mi chaqueta y fui deshaciéndola hasta dejarla como un conjunto de hilos.Con los cuales, sabría de dónde he llegado.

Era mi parte del cuento hanzel y gretel, pero como era mi versión usé mi chaqueta. No creo que me perdiese, pero este laberinto era diferente a los demás, sus pasadizos cambiaban de forma y lugar cuando quería sin previo aviso y me desorientaba fácilmente.

-Pero...¿qué demonios?...-chisteé, maldiciendo el laberinto.

Miro la hora en el reloj de pulsera, ya es de noche y la verdad dudaba que el día diera para más así que... ¿Por que no irse a dar una vuelta? ¡Claro! Puede ser divertido y, quien sabe, a lo mejor acababa teniendo algún cliente... Siempre habrá alguien... ¿Verdad?
Así que rápidamente me vestí con mi ropa negra de costumbre y comencé a andar por el país observando a la gente al pasar, pero nada la suerte esta noche parece no estar de mi parte... Bueno... No importa... Dar una vuelta siempre va bien.

¡Iré al laberinto! ¡Siii! Puede ser divertido perderse un rato, sería divertido, aunque claro... Siempre podía perderme, no encontrar la salida, quedarme para siempre y morir... Tengo 6 vidas... Ya saldría, hay tiempo muchisimo tiempo...

La entrada al laberinto, creo que la entrada este no estoy segura, se alzaba ante mi ,camino moviendo la cola de un lado al otro, dando pequeños saltitos hasta entrar, entonces las puertas se cierran automáticamente... ¡Empecemos!

Camino durante un rato girando siempre a la izquierda en cada cruce y, aunque parezca extraño, todavía no he pasado por el mismo lugar dos veces... ¿Por qué? Por que este laberinto es así de divertido. Las horas pasan pero sigo girando a la izquierda, la izquierda es, por así decirlo... Hasta que una masculina voz me desvía del camino... ¿Gente? Oh bien vamos a ver...

-Toc, Toc... ¿quien anda ahí?-dejo escapar una leve risa mientras por una vez giro a la derecha, donde me encuentro a... ¡Mira pero si es el sombrerero! Que agradable coincidencia.-Miau...

Bueno... Mejor irse. No me apetece estar con este tipo.

Cierro los ojos, esperando encontrar una salida mediante mucha meditación y buscando la presencia de la joya. Pero antes de ver siquiera o sentir mi joya, algo se cruzó en mi camino mental. Otra persona había entrado en el laberinto, pero no podía averiguar quién era, así que, deje salir mi presencia, es decir, no la escondí más.

Era un simple truco para atraer a esa persona, aunque no estaba seguro de que fuese una persona, estaba bastante animado y como no había hecho nada en todo el día, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa ahora. Para cuando vine a darme cuenta ya estaba aquí...pero...¿QUÉ HACÍA ELLA AQUÍ?

-Oh...Hola, cuanto tiempo, ¿no?.-pregunté, sonriendo, mientras me quitaba mi sombrero de copa y hacía una reverencia.No podía creerme que estuviera aquí esta ramera estúpida...¿habrá venido con su majestad? Mire alrededor, incluso intente notarlo...pero no había nadie más en el laberinto, o por lo menos por donde estábamos no había nadie.

Sonreí, colocándome el sombrero nuevamente.Estaba preparado para cualquier cosa y estaba de animo, para luchar, pero...ella ...¿ intentaba huir?.-¿Huyendo?.-pregunté, haciéndolo resonar por todo el lugar, haciéndole pasar por una cobarde seguro que no se iría, después de todo....tengo que sacar mi rabia interior. Así que, ¿por qué no ahora?.

Frunzo levemente el ceño al ver su teatral y estúpida reverencia, sombrerero loco… Cacho idiota… ¿Cómo podía estar en contra de mi amo? Verdaderamente parecía haber perdido la cabeza… Entonces noto como mira a los lados… ¿Buscas a Shaytan? Bueno pues no esta… Busca sombrerero busca… Pierde tiempo que a mi me sobra hermoso… Así que dejo escapar una leve risita de burla mientras intento escabullirme.

-Si bueno, podría haber sido más y no me hubiera importado

Es lo mejor ya que estar con este hombre me pone de los nervios, es estúpido, ilógico y esta completamente loco, yo sé que hago las cosas sin sentido, verdaderamente eso me hace sentirme feliz (De allí surgió ser una Ramera y mira por donde acabé siendo una de gran renombre, realmente valgo para el sexo), así que simplemente intento irme caminando disimuladamente… Aunque claro, me duró poco.

Aprieto el puño con fuerza mientras me cruzo rápidamente de brazos debajo del pecho, alzándolos levemente, quien sabe a lo mejor consigo que me deje tranquila. ¿No?

-En realidad, lo que quiero es perderte de vista.-le dedico una de mis encantadoras sonrisas mientras me acerco lentamente hacia él.-Aunque claro… Comprendo que quieras tenerme cerca…

¡Ja! Muerete sombrero… Das pena. ¿De verdad puedes ser tan ingenuo de no dejarme ir? Por favor... Te librarías de muuuchos problemas querido.

Oh...intentaba parecer ella la buena, una puta de renombre que trabaja para el peor de los peores.Una simple putilla que vendería su cuerpo a cualquier persona que le mostrase un buen fajo de billetes.Sonreí, pícaramente mientras sacaba de mis bolsillos un fajo de billetes.

-¿Te conformas con esto para estar aguantándome toda la noche?.-pregunté, sonriendo aún, sabía que no se resistiría pues es su trabajo y también sabía que no podría evitar el hecho de que me odiase, al fin y al cabo una vez ocupé su puesto como putilla del príncipe y segundo al mando.

Aunque el dinero no pudiese comprarla, sabía de otra cosa que lo haría así que no tuve nada más que acercarme, lenta y sensualmente.Era mi labor como el sombrerero loco proteger al mundo de los que osan atentarlo.

Llegué hasta donde ella estaba, y alargué mi mano para poder tocar su rostro, empezando con una leve caricia a su mejilla izquierda y por acabar pasando mi dedo pulgar por los labios de ella, como una caricia apasionada.

-Cuéntame...¿Qué tal le va al principito?.pregunté, de un susurro en una de sus orejitas de neko, suavemente.

Me encantaba tener todo el dominio en las converzaciones así como en las demás cosas, en la cama, en el amor, todo debía ser controlado y si podía controlarlo yo como pudiese mejor, pues era mi hora.

Estaba realmente asustada y molesta y eso, me encantaba.Pues era del otro bando, no me la intentaría tirar, no al menos hoy.Siempre me quedan muchas más opciones que hacer con ella.Puedo, o bien decirle, más bien obligarle a que se quede aquí o bien, dejarle marchar...pero quería divertirme.

-No te preocupes, conmigo no trabajarás, sólo quiero compañía para hablar.-incité, pues era lo que necesitaba y aunque su trabajo fuera la venta de su propio cuerpo sabía perfectamente que ella no me lo vendería tan fácilmente, además, teniéndole tan cerca como la tengo, no podría escapar si quisiera capturarla para enfadar al príncipe, pero mi misión no era enfadarle si no destruirle.Cosa que haré algún día, cuando llegue la hora.

-Armo, armo~~.-murmuré, en tono juguetón.-será mejor que aceptes el quedarte aquí, así tomaremos el té los dos juntos.-dije, mientras sacaba de mi chaqueta un vaso típico del té ya lleno de té y desde otro bolsillo sacaba azucarillos y empezaba a proporcionarme de ellos, hasta abastecerme, había literalmente más azúcar que té.

Se acerca más a mi, dejo escapar un leve gruñido parecido a los que hacen los gatos, por muy caballeroso que pareciera, no me gustaba, lo mejor en este mismo instante sería luchar contra él & cargármelo, sería rápido, sencillo y podría marcharme tranquilamente, pero no puedo... Verdaderamente el día de hoy había sido agotador, no tenía suficiente fuerza para pelearme en este mismo instante con este loco...

Cada una de sus palabras me golpean como martillazos en las sienes, estoy atrapada, si intento escapar no lo conseguiría eso lo tengo más que asumido, no es la primera vez que, por desgracia, me he quedado a solas con este tipo medio loco con cara de estúpido. Odioso. Además ¿Cómo quiere que confié en el té que me ofrece...? Capaz de haberle echado alguna cosa rara... Se me ocurren tantas sustancias las cuales podrían caber perfectamente en un té que no se por donde empezar.

-Primero... ¿Por qué quieres hablar conmigo?-inquirí con voz molesta mientras intentaba apartarle con los brazos lejos de mi.-Segundo... Yo no quiero hablar contigo.

Una rápida idea pasa por mi mente, podría escapar volviendo a mi forma gatuna, podría escaquearme de estar con este hombre obsesionado con el azúcar y el té, las posibilidades no están a mi favor pero podría intentarlo, en otro instante, ahora mismo estoy tan lejos de la salida más cercana que dudo siquiera llegar.

-Esto... Me quedaré a tomar el té... Pero no quiero. Gracias.

Estúpido.

Miré incesantemente a la malvada gatita que tenía enfrente.Era doloroso ver cómo YO podía estar tan tranquilo con esta cosa que no merece ser llamada persona ni animal, pues es malvada, delante.

-Armo, lo primero, quiero hablar contigo porque me apetece.Lo segundo, me da igual que no quieras hablar conmigo .-dije, pues yo, perfectamente podía hacer que ella hablase conmigo todo lo que yo quisiese y que se quedara conmigo también.

Me tomé el té, o el azúcar, como quiera ser llamado.Pero lo hice, me lo tomé, con ansias en los ojos.No sabía exactamente que tema empezar a sacar pero tenía uno en mente.

-Armonhy, cuéntame...¿cuál fue tu última misión.-pregunté, con media sonrisa y un poco de azúcar teesada (con te >.<) en el labio inferior.-Mejor que seas sincera.-inquirí, me iba a salir con la mía siempre, y más con esta puta, que no merece otro nombre.

Dejo escapar un bufido exactamente igual que el de los gatos al escuchar sus contrarazones apartando inevitablemente la posibilidad de salir de aquí pacíficamente... Triste.
Que luego no me vinieran llorando  si me pongo de los nervios y me lo acabo cargando.

Observo como el psicótico hombre se toma el té con kilos de azúcar, no si quiera creo que sea sano para él, pero bueno, que más simplemente es una marioneta desechada por traidora, una asquerosa marioneta que encima no estaba en sus cabales.

La primera pregunta que me plantea en si no me sorprende, estaba entre las más probables ya que el chico lo que realmente quiere es derrocar a mi Amo... Cosa que no voy a permitir. No mientras viva.

Dejo con una adorable sonrisa reluzca entre mis labios mientras que al mismo tiempo me siento en el suelo del laberinto juntando las piernas contra mi pecho para luego con una voz muy dulcificada contestar.

-Cariño, eso no es de tu incumbencia

Y un cuerno le iba a decir mi ultima misión, ¿Quería sinceridad? Aquí la tenía.

Sin más dilación me bebí mi azúcar con té y la miré, con azúcar aún en los labios.Enfadado pero sin demostrarlo, mis ojos tornaron a aquel color tan desagradable, al color rojo sangre.

-Creo que no me has entendido.Era una orden, no una petición.-murmuré, oprimiendo el vaso con mi mano hasta romperlo, incuso clavármelo en la mano.Dejándolos caer, a los pedazos que quedaban aún en mi mano, junto a unas gotas de sangre, sonreí.Para luego lamerme mi propia sangre.

Sin compasión alguna me lancé sobre ella, tomando sus manos, pues no permitiría que usara su poder tan a la ligera.Agarré sus dos manos con una mano mía y con la otra le sujeté por la barbilla.Sonreí al verla tan sodomizada por mí.

-Te dije que me respondieses, no que te lo tomaras en broma.¿Entiendes la diferencia?Porque si no la entiendes te lo enseñaré ahora.-Reí ante tal situación, me encantaba tener el poder ya sea en la pelea como en la cama, como en todo lo demás, quiero el poder siempre y nadie puede entrometerse en mi camino.

Su reacción a mi respuesta se podría decidir como la calma más absoluta, otro sorbo a su té con azúcar, no se le ve intranquilo, ni nervioso ni mucho menos enfadado. Simplemente sigue igual, esto hace que por un instante baje la guardia, un instante que podría haberme valido para escapar. Soy estúpida.

Lo siguiente me desconcierta en gran medida, sus ojos carmesíes me dejan levemente paralizada, no por él por supuesto, pero eran inquietantes muy parecidos a los del Príncipe. 

Aunque el ruido de sus palabras junto al estruendo que creaba la ruptura de la tazita hace que mis extremidades vuelvan en si mientras un pequeño hilollo de sangre recorría su mano hasta llegar a sus labios...
La escena por un momento me hace gracia,soltando una pequeña risita que enmudezco en el instante que noto el movimiento rápido del chico, el cual se lanza encima mío sin contemplación alguna, estoy a punto de hacer aparecer algo para defenderme cuando el hombre se me adelanta y me agarra violentamente las manos mientras alza mi rostro hacia él mientras soltaba un gruñido todo dedicado para él.

Mientras el sombrerero me habla con su lindo tono amenazante aprovecho para mordería fuertemente la lengua provocando que la sangre que emana se mezcle entre mi saliva para justo un instante después de él acabar escupirle en la cara el liquido rojo.

-Vete al infierno..- es será por el momento mi contestación, que espere poco más.

La estúpida ramera gatuna del príncipe se ponía rebelde.Incluso llegó a morderme y a hacerme sangrar, sangre que pagaría con la suya propia.Pues mi sangre es demasiada valiosa para ella.

Agarrada aún por la barbilla, le propiné un beso, con el cual arranqué un cacho de su alma, sin evitarlo, quizás.Sonreí, llevándome parte de su maldad.Separé mis labios de los suyos y solté una carcajada.

-JAJAJAJAJAJAJAJ.-reí intensamente.-¿Cómo te has atrevido a hacerme siquiera sangrar?.-pregunté, con seriedad y maldad en los ojos, sin volver a ponerlos de un color morado.Era simplemente de un color rojo sangre y así se quedaría al menos, uno.-Armonhy si quisiese podría hacer que me deseases, y lo sabes.Pero no quiero.No soy como tu príncipe que obliga a hacer cosas asquerosamente asquerosas a la gente.¿Sabes?.-pregunté, guiñando un ojo.Pues me refería a mi hipnosis.

Agarré mi corbata, tirando de ella, para amarrársela a ella a las manos.Más sencillo que agarrarlas todo el día.Me quité el sombrero, despacio y luego la chaqueta y me desabotoné la camisa.-¿Tienes una idea al menos de lo que vamos a hacer?.-pregunté, de un suspiro con una sonrisa pervertida en la cara.

Después de mi pequeños acto de rebelión el chico, a modo de venganza, me propina un beso (Aun intentando resistirme), haciendo que la rabia que de mi interior aumente considerablemente, mientras escupo asqueada de tener su saliva en mi propia boca.

¿Podía hacer que le desease? Seguramente pero aun así me daría el mismo asco que en estos instantes, no valía la pena decirselo, serían notas de mi voz gastadas en vano con un estúpido, aun así no puedo resistir el deseo de intentar molestarle.

-Lo que te pasa a ti es que te encanto y no quieres admitirlo.-otra sonrisa socarrona se escapa de mis labios al instante.

Mientras pronunciaba las palabras veía como el chico poco a poco se quitaba la corbata, ignorando mi voz por completo, para luego atar mis manos con ella, incapacitando el poder moverlas.

Finalmente el chico comenzó cuidadosamente a quitarse distintas prendas de ropa mientras en mi mente se iba formando la suposición de lo que realmente el chico quería hacer... Aunque la negaba rotundamente, aquello era imposible, no podía ¿Verdad? No, No,No...

Pero entonces las palabras del chico me lo confirman, mi rostro palidece más de lo normal mientras el asco & el miedo bailaban un vals en mis ojos, no podía, no quería... No, No...

-¡No! Maldita sea... ¡Sueltame! No me toques.-mi voz denotaba el desespero que sentía, me asustaba la simple idea que el chico pudiera tocarme...-¡Shaytan! Por el cielo ayudame...

Miré a la chica, sumido en una verdadera y placentera sensación de bienestar y superioridad.No podía creer que estuviese llamando a Shay, el príncipe, como si él se molestase en venir por esta estúpida ramera.

-Actúas muy inocente para ser puta.-solté, con voz seria, sabía que si no le dolía al menos le iba a molestar.Y mucho.-Las putas no me agradáis nada y tú mucho menos, que eres la putilla faldera del príncipe.Aunque no sé por qué sigo llamando a ese dictador príncipe cuando no se lo merece.-razoné, aunque no me gustase la idea de violarla y menos allí en medio.Sonreí con una brillante sonrisa pervertida.

La solté y me coloqué mi ropa, aún con esa sonrisa.Yo, no iba a violar a alguien a quien esa maldita escoria se tiraba todas las noches, como quería.Cuando ya me había vestido y estaba perfectamente, exceptuando la corbata, la cual cogí sin cuidado alguno, me importó un carajo hacerle daño.Total, no merecía un buen trato y menos mío.

-Dale un mensaje a tu querido.-musité, entre dientes arrepentido de dejarle escapar.-Dile que o bien se deja e tontería o tendré que encargarme de él en persona, y no seré tan tonto como la última vez de ir solo.-aclaré, sonriendo pues tenía otra vez el control de la situación, como siempre.

Cuando me puse la corbata, me di cuenta de que tenía sangre en los labios, la cual lamí.Feliz por saborear mi sangre nuevamente.