ENTRÉ POR FIN ENTRÉ

Había casi agotado toda mi magia para poder entrar en esta dimensión, pero quería hacerlo, tenía casi que hacerlo.Porque no era justo que incluso el príncipe haya venido aquí y yo no, porque yo soy mejor que el mil veces y si él hace algo yo lo haré mil veces mejor.

-CONEJAAAAAAA, ZORRA MALCRIADA VEN AQUÍ YA!.-grité, por todo el ancho campo que se tornaba a mi alrededor, había árboles, césped, flores, muchas cosas que mi mente lograba entender pero que mis instintos no, supongo que por el cansancio.Lo malo de haber entregado una parte de mi magia, supongo.

Una alteración. Y gorda. Mi prado. ¡Mi prado! Vuelo supersónicamente a él, y no sabeis vosotros cuánta razón puede haber en ese "supersónico". Mi prado es el santuario de mi raza, bastante en peligro por mi manera de ser. No puedo permitir que, además, cualquier gamberro con suficiente poder; me lo estropee en manera alguna. De hecho, su sola presencia, ya mancilla mi santuario.

Lelouch, cómo no. Entro en la dimensión oculta del prado, dispuesta a calmarme, sólo porque hemos sido amigos desde siempre. Sin embargo, su dominante grito, me enfurece aún más. ¡Con exigencias, en mi propio terreno! Definitivamente, no sabe dónde se ha metido. A rápidos, enormes, y conejiles saltos, me dirijo al prado donde está.

Un susurro mio, y enredaderas surgen del suelo, por todas partes, para atraparle e inmovilizarle. Aparezco en su campo de visión, y en tres saltos, me planto a su lado. Ya llevaba la mano preparada, desde atrás, con propulsión y todo. Le cruzo la cara de lado a lado, sin dejarle chistar un sólo segundo.

- Lo de zorra me lo dices sólo en la cama. Pero lo de malcriada, ni se te ocurra.- Me cruzo de brazos, y hago que lo sostengan con más fuerza, con tan sólo un par de susurros más-. ¿Y bien? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué has venido? ¿Qué quieres? No te vas a llevar nada y lo sabes.

Creo que ni el príncipe sabe qué tesoros puede haber por aquí.

Tras sentir la presencia de la coneja más buscada de por aquí, una sonrisa se dibujó en mi cara. Cuando vi cómo unas enredaderas brotaban con la intención de atraparme, una ilusión fue creada y atrapada en mi lugar haciéndome a mi imposible de ver por el momento.

Cuando ella mencionaba y charlaba tanto como quería, me acerqué por detrás y susurrándole en una de sus orejas al mismo tiempo que la ilusión desaparecía dejando a las enredaderas agarrar aire.

-¿Qué te pasa? Te veo un tanto alterada.-susurré, alejándome de ella, porque quién sabe lo que me haría si me quedaba mucho tiempo a sus espaldas.-Pues he venido a visitar tu maravilloso lugar, donde a lo mejor encuentro algo interesante que llevarme a la boca.-sonreí.

Salté libremente por todos lados pasando de ella como piedra cualquiera. Hasta llegar a una roca que decía "mea aquí" y la miré de reojos, a la coneja, por supuesto.-WTF?.-pregunté, señalando la roca.

Ese estúpido de Lelouch usa una de sus estúpidas ilusiones, no sé cómo he podido caer tan rápidamente en ello. Lo atribuyo a mi furia, pero la verdad es que ese gilipollas no respeta las normas del juego, ni a mi tampoco. Debo plantearme seriamente dejar de acostarme con él, por mucho que nuestro pasado nos una demasiado. Respiro hondo, crispada por cómo me susurra a la oreja, y me cruzo de brazos para no caer de nuevo en la trampa de la violencia.

No permitiré que salga nada del prado. Mientras tanto, es más que comprensible que alguien tan caprichoso como él esté empeñado en disfrutar de un privilegio que no es suyo. Me doy media vuelta para contemplarle, con el ceño fruncido. Esta vez, sin necesidad siquiera de susurrar nada, las enredaderas que habían apresado el vacío, se convierten en un cómodo asiento para mi. Con delicadeza, tomo asiento y me cruzo de piernas con deliberada lentitud.

A su pregunta sobre una roca, simplemente me encogí de hombros.

- No somos tan políticamente incorrectos como vosotros-. Me limito a murmurar, sin estar dispuesta a darle demasiada información sobre lo que se puede encontrar aquí. Aparte, me daba igual que se diera cuenta lo molesta que estaba.

Si estoy aquí, justamente aquí, en este "mundo" es por un motivo: necesito algo; ese algo está aquí y lo sé. Pero... ¿por qué he de pelearme con la coneja por él? Es mejor utilizarlo aquí dentro, sin que nadie pueda llegar.
Miro a la coneja, con media sonrisa dibujada en el rostro. Una maquinación estaba ya surcando mi mente, ideando estupideces o ideas genialosas.En cualquier caso, he de conseguirlo.

-Ahm, vale...-de pronto caí en algo.- oye, has dicho "somos", ¿te refieres a que hay más gente por aquí escondida? osea, ¿que no eres la única que puede entrar y salir por aquí en su libre albedrío? INTERESANTE.-dije, aunque tampoco tenía idea de que fuese cierto, en cierto sentido me encantaría escuchar que sí lo era, pero por lo que tenía entendido no lo era. Aunque para teorías siempre hay tiempo.

Me acerque a ella, lentamente, paso a paso, hasta que uno de mis pies chocó con algo -que no pude ver- y acabé trastabillandome en el suelo -cayendo de bruces para los amigos- y no es una sensación buena. Aunque no se puede decir que me vaya a hacer mucho daño. Pero algo pasa, no caigo al suelo, es más: no caigo.

Ladeo la cabeza y miro directamente, muy sorprendido, a la coneja.-¿Cómo es esto posible?.-susurro, casi inaudible para los humanos, pero todo un grito para cualquier conejo que se preste. Con la cara aún páliducha miré de nuevo mi pié, ¿con qué había chocado?. Inspeccioné el terreno con mi magia, obviamente era todo magia de conejo, pero no salia nada interesante.

Esa media sonrisa no me gusta un solo pelo, pero me salvo de decírselo, porque no sería productivo que él supiese del pequeño escalofrío interior y mental. Inspiro aire tomando paciencia cuando él indaga tanto con tan sólo una frase mia... O pretende indagar, claro.

- No es "gente", son conejos, o mi raza. Y no es que estén escondidos. Vienen cuando yo los traigo, o lo permito. En esencia este prado es mio, pero no soy egoísta... O al menos no mucho-. Me encojo de hombros dulcemente, mirando cómo ahora sí que quiere acercarse a mi. Siempre que me muestro cerrada, es él el que se acerca. Sólo si quiere algo, por supuesto. Me sorprendo levemente cuando le veo caer al suelo, y me tapo la boca entre algo sobresaltada, y preocupada por él. Sin embargo, me cruzo de brazos, sin querer ir a ayudarle-. Tienes que tener cuidado, estas tierras no están casi inertes, como las que pisas normalmente. El prado tiene... Conciencia propia. Si no le gustas... No es que te vaya a matar, pero no te hará un feliz paseo. Además, es casi tan travieso como tu. Bien, si eso es todo y lo único que pretendías era molestarme y bufarte de mi...

Finalmente, me levanto de mi asiento de hiedra, y dejo que ésta vuelva a dormitar dentro de la tierra. Suspiro, me doy media vuelta para esconder una estúpida triste sonrisa. Nunca sé nada, a lo que respecta con Lulu, salvo que siempre termina por conseguir lo que quiere. Y eso no me gusta. Camino lentamente, contoneándome sensualmente de manera natural.

Había demasiados obstáculos en mi camino para encontrar el mapa, aunque sé que la coneja sabe qué quiero y cuándo lo quiero y estoy seguro de que no me lo dará, pero si me lo pudiera enseñar....quizás con mi memoria...¡AH! ¡SE LARGA! ¡SERÁ ZORRA!.-¿¡Pero dónde mierda vas!?.-pregunté, medio correteando detrás de ella mientras el camino me hacía la vida imposible. Seguramente tenía razón, tenía conciencia propia y parece que una muy buena habilidad para leer la mía y sus pensamientos.

-¡Quedaos quietos!.-grité, mientras un remolino de pensamientos salían disparados de mi mente a una "nada" absorbente. Espero que no haya sido la coneja quien me haya chupado dichos pensamientos, entre ellos estaba mi próxima fechoría, aunque tampoco se llaman así, más bien diría acciones o misiones.-¿Coneja?.-susurré, con un hilito de voz con tono amargado y como si estuviese a punto de llorar.

El motivo de este comportamiento era algo insólito en mi carácter, exceptuando cuando estoy con la coneja, mi más mejor amoramiga <3, aunque en este caso ni si quiera se qué me ocurre.¿por qué mis pensamientos, sentimientos y recuerdos están siendo chupados? ¿Se supone que hay un vampiro por aquí que actúa a mis espaldas? Espero que no, porque está llevandose partes importantes de mi vida, tanto el primer día que abrí los ojos, como la última vez que los cerré apenas unos segundos atrás para pestañear. -¡DEVUÉLVEMELOS! ¡NO TIENES DERECHO A LLEVÁRTELOS!.-grito al aire, enfadado, cabreado con todo el mundo y con nadie a la vez, cabreado conmigo mismo mientras me doy vueltas sobre mí mismo.

Un amago, un intento de que acabe esa succión personal: yo flotando sobre mi propia magia, atrapado en un burbuja de color negro azabache trasparente(un poco) y mucho, mucho poder saliendo de mi, cual bomba que está a punto de estallar con la mínima presión.