Entre sombras (Libre)

Caminaba vehemente sobre los árboles, dando pequeñas zancadas de una punta a otra.Aburrido, esperando llegar a algún lugar donde poder descansar mis piernas o jugar un rato con los animalicos que por allí hacían lo que querían, sin embargo...en mitad de la noche, con total oscuridad, dudo que haya muchos animales sueltos a estas horas.Suspiré.

-Siempre me quedará el viento.-susurré, dejándome caer en una gruesa rama que soportara mi peso.Dejando todo mi peso en mis piernas de cuclillas, así como si fuera un mono.Para acabar mirando a la luna.Aún no estaba llena y desde que desapareció Alicia no se ha vuelto a llenar.Era una pena.-Que pena...-musité, poniendo morritos.

Era bastante divertido pensar que hablaba solo, pero si creaba una ilusión ahora mismo.No serviría de mucho, sólo destruiría mi escudo, mi campo protector, aquel que detecta quién se acerca a mi.

Todo iba tranquilamente, incluso me senté en aquella rama, mientras arrancaba unas hojas para jugar un poco con ellas.E incluso dejé mi sombrero en la rama también.Estaba claro que estaba todo muy tranquilo, por desgracia...esa tranquilidad se rompió, junto a mi campo de detección.Empezaba a vibrar en mi una pequeña llama.

-Diversión.-dije, animándome.Me puse mi sombrero y me dirigí donde la presencia que rompió mi campo estaba.Se notaba perfectamente que no era humano, cosa un tanto normal en estos lares, pero su aura de maldad y olor a sangre se notaban cada vez más asimétricamente de cúanto me acercase a ella.

Hasta que la divisé, era una forma, una forma humana.De una chica para ser exactos.Con un pelo un tanto peculiar y...espera, las sombras...estaban extrañas, moviéndose quizás.¿Quién es? Me preguntaba mientras la contemplaba.Decidí saludar, aunque fuese con una breve sonrisa.

-Jeeeelooooou~~~s!.-exclamé, sonriendo.Dejándolo todo ahí.

La chica se acercaba a mi, sin haber saludado como debería anteriormente.Llegó a una distancia más bien correcta, pero sin mediar palabra sólo señaló mi sombrero.Mi símbolo en este mundo maldito, aquello que me representaba sobre todas las cosas, cosa que acababa por gustarme.Encantarme quizás.

Antes de que pudiera mover si quiera un dedo, acerqué mis labios a sus oídos, para dejar salir unas palabras, en forma de murmullo "Conmigo no es necesario que finjas ser lo que no eres....sé exactamente qué eres", solté sin más.Esperando ver qué tipo de reacción me daba.Aunque exactamente no sabía qué era, pero su aura y esencia me lo decían todo, al menos lo más importante, no era buena, no estaba de mi lado.

Alejé mi rostro de ella, estando en mi postura anterior, con una bella sonrisa en mi rostro, observando fríamente cómo iba exactamente las facciones de su cara, mientras, mentalmente creaba un cuadro de defensa a mi alrededor.Era simple, una barrera infranqueable por los que no son humanos, en modo de defensa, que ocupaba poco espacio en el campo de batalla y que sólo podía usarla si no usaba ataques ofensivos.El método para crearlo era simple, usando unas gotas de mi propia sangre se invocaba los espíritus que me protegían.Un tanto extraño de asimilar, pero era así.

Sonreí, mientras la luz de la luna se hacía cada vez más latente, haciendo desaparecer, en cierta medida las sombras que habían estado danzando antes.

Tras observar una pícara sonrisa de su pare, pude deducir que mi deducción era correcta, había acertado de pleno para ser exactos, incluso se presentó y admitió ser partidaria del principito destronado, me divertía esta situación.Mucho.

-Dejemos amenazas a un lado, yo soy Lelouch Lamperouge, aunque aquí se me conoce como Mad Hatter o sombrerero a secas.-respondí, con otra reverencia, un tanto ajustado dentro del escudo, pero no podía confiar en alguien así tan a la ligera.-Parece que tu bando y el mio no son el mismo, has tenido mala suerte.-murmuré, mientras cogía mi sombrero.

Sonreí ante ta desfachatez, aunque divertida; Coger mi sombrero, aquello que es sagrado, mucho tiempo estuvo bajo el brazo de príncipe como para tener que dejar que cualquiera lo toque.Imperdonable.

-Creo que no.-añadí, sacando una baraja de cartas, muy bonita del sombrero.-Empecemos con lo peones.-susurré chasqueando los dedos; Las cartas tomaron una forma de círculo a mi alrededor.Como si bailasen.

Me estaba analizando, lo notaba.Pero no iba a sacar nada haciendo sólo eso.

Estaba farfullando algo para ella, de muy mala educación, mira que pasar de mí estando justo delante suya.Es algo que no se debería hacer pero todos lo hemos hecho así que no se lo tomaré en cuenta.

-Parece que humor no te falta.-musité suavemente, vehemente con mis palabras, sin salirme de mi campo de protección, el cual era un tanto inflexible pero podía moverse un poco, quizás.-Así que la suerte no toma posición, ¿no? Yo no opino lo mismo, en mi caso sería una suerte el haberte encontrado pues me divertiré un buen rato a tu costa pero en tu caso no lo veo como una suerte, sino más bien como algo así como un imprevisto del cual he de salir corriendo.-solté, de inmediato, tranquilo y sonriente.

Estaba claro que si esto acababa en una pelea seria, no sería pan comido; Las peleas serias que acabo luchando nunca son buenas o bonitas, siempre aparece alguien que no debe a interrumpirme, pero gracias a mi gatito favorito puedo cercionarme que esta vez no interrumpiría nadie. Absolutamente nadie.

Sonreí para mis adentros.-Póquer.-musité suave.-Me encanta que hayas mencionado ese juego, pero me gusta más el juego que solía jugar con alguien con quien pasaba mucho tiempo.-dije, pasándome la mano izquierda sobre mi ojo izquierdo, dejando ver que el color había cambiado de lila a rojo.Un precioso tono rojo carmesí.

Estaba hablando claramente del juego al cual solía jugar con Evangeline, el cual parece más divertido cuando se pelea con él que cuando es jugado tranquilamente sobre una mesa.Agarré una carta entre los dedos corazón e índice y la lancé, atravesando mi escudo.Nada más traspasarlo la carta quedó pegada en él, dejando paso a una daga totalmente de hielo, directa a ella.

Ya sabía exactamente cuál era el poder de la chica, no por gusto soy el sombrerero loco, consejero del reino, por gusto.Sin embargo, algo me decía que no todo se quedaba aquí.Sonreí.Parecía un juego macabro que acababa por gustarme.

-Lado divertido...-susurré, pensando en las muchas posibilidades que tenía de salir herido en esta "pelea" , lo cual hacía que mi corazón se acelerase, mi respiración se acalorase y mis dientes chirriaran entre sí.Adrenalina, quizás. O más bien algo así como "emoción por la muerte.-"JAJAJAJAJAJAJAJAJA.-reí a carcajadas, contemplando la figura oscura de la chica.

Rompí o más bien deshice el escudo, quedándome totalmente libre de protección.Mientras corría a una velocidad sobrehumana, nadie diría que fuese humano en este momento.-No es lo mejor que tengo, por supuesto, pero no necesito utilizar algo...-lancé una daga más hacia su rostro mientras me abalanzaba sobre ella, de un salto.-así para acabar contigo.-dije, con una breve pausa, es difícil luchar así.

Utilicé sus hombros como pista de aterrizaje mientras que, levantando las manos, dejé caer todas las cartas sobre ella.Tras esto, salté hacia atrás, fue un salto mortal perfecto.Esperé ver mis "fuegos artificiales" explotar como estrellas en el firmamento. Por fuegos artificiales se podía entender perfectamente bombas explosivas capaces de hacer desaparecer un mamut en segundos.Sonreí moviendo mi mano en forma de despedida, aunque sabía que así no acabaría todo.

Esto empezaba a divertirme, estaba claro que ella no había sido noqueada ni mucho menos por las cartas bombas, no me sorprendió en lo absoluto a decir verdad.Mes esperaba más de acción y así fue, encontrándome con todas esas sombras dirigiéndose cual colmena de abejas asesina hacia mi.

Sonreí, divertido y con ganas de jugar.Dejé que me atraparan todas esas sangras, haciéndome papilla, arrancándome incluso el brazo derecho y la pierna izquierda, sangre salía sin parar...OH!WAIT! Esto qué importaba.-Creo que te equivocas de objetivo.-susurré, lanzándole una clase de lanza puntiaguda sobre ella,que volaba más bien bajo.O eso parecía desde mi situación, que estaba flotando montando en un libro, sonriente.

-Parece que mi presencia se esconde de escándalo cuando monto en este libro.Todo lo que ha pasado anteriormente, incluyo la muerte de esa mera ilusión, era todo una burda mentira.He aquí el porqué soy el príncipe de las ilusiones del país de las maravillas.Y soy el príncipe porque los reyes de las ilusiones , por muy muertos que estén, merecen ese puesto.Ahora veremos cómo puedes diferenciar mis ilusiones o las ilusiones reales.O bien...-solté, sonriendo cual jóker, pues ese era mi puesto en la línea alimentaria de este mundo, no era más que un burdo payaso que debe matar a todo aquel que se oponga a su verdadera majestad.-Y ahora...¡A POR ELLA!.-grité, haciendo que miles de ilusiones, ya fueran ilusiones intangibles e irreales, a hacer aquello que sólo yo podía hacer...ilusiones reales, que puedan tocar e incluso matar a cualquiera.

Esta situación tornaba más a juego que lucha y no sabía si alegrarme o sorprender.Obviamente elegí alegrarme, no todos los días se tenía una batalla divertida por estos lares.Hay días que no me permitían ni mirar más allá que nuestro "comandante", que para mí no era más que un títere pero dejemos de hablar de chorradas y centrémonos en lo más importante.Ella.

-Hablar es un don en sí, ¿no lo sabía?.-dije, hondeando el libro para que ninguna de sus "ilusiones" que para mí eran burdas mentirrijillas mezcladas con sombras, tan irreales como la macabra idea de que saldría de ésta sana y salva.-No es que sea un cobarde, pero porqué iba a desperdiciar algo de mi vida en matar a alguien si otro se va a encargar de eso sin siquiera mancharme las manos, ¿no opinas que es más cómodo?.-pregunté, sonriente, mientras todas las plumas intentaban atravesarme, algunas consiguieron rozarme, aunque fue a propósito.Sonriente atrapé una con sólo dos dedos y la lancé a su propietaria.Sonreí divertido.

-Ahora, lo que quiero saber es ...¿quién aquí esta huyendo?.-susurré en su oreja, apareciendo de pronto tras ella.El método usado era sencillo, con la misma energía que emanaba de las plumas me podía teletransportar fácilmente.Agarré una de sus alas y tiré fuertemente, haciendo que muchas de las plumas fueran arrancadas para después soltarlas al aire mientras reía frenéticamente.-¿Quién se divierte más?.-pregunté,, con tono burlón.