Rutina [Libre]

Saltaba de tejado en tejado, ¿Huyendo? quizás, pero nadie me perseguía ... entonces ¿por qué tenía el sentimiento de que alguien me estaba siguiendo? No lo sé, pero no quería averiguarlo. Saltaba los tejados de todas las casas hasta que llegué a un jardín, por su majestuosidad pude ver y apreciar de que se trataba del jardín dorado. y ... había alguien más allí.

Mire a mi alrededor, pero no encontraba a nadie, solamente un gato...¿solamente? Claro, de eso se trata...ese gato. Lo miré directamente, con una leve sonrisa. Me acerqué como pude a él, intentando hablar.Lo primero que dije fue, "hola" ya que otra cosa no se me ocurría.

-Me llamo Lelouch Lamperouge, ¿y tú?.-una vez presentado, las cosas no acaban, tenía que saber su nombre.Ya era por las normas de cortesía y educación.

Aunque creo que en esta forma podría asustarle, pues estaba completamente desnudo de cintura para arriba y de cintura para abajo solo llevaba unos pantalones vaqueros cortos apretados y rajado por los bordes.No llevaba zapatos , nada de nada, pero sí mi sombrero.Es algo que no me quitaría tan fácilmente.

Sonreí, pues su nombre no era tan extraño como me imaginaba y era una dulce chica y se veía venir su dulzura de lejos, cosa que no acababa de gustarme puesto que ya tuve alguien así a mi alrededor.

-Encantado de conocerte, Brooke.-susurré, sonriéndole y alargándole la mano para poder estrachársela.No llegaba a entender qué era la sensación de antes pero parecía haber desaparecido y ya no tenía que seguir huyendo de algo que ni siquiera estaba seguro existiese.

Sonreía alegremente, aunque no era alegría lo que sentía y no pensaba decirle a nadie qué es lo que sentía exactamente para sonreir de tal manera.La miré, de arriba a abajo, creo que le haría falta un cambio de vestuario en este momento. Cogí mi sombrero y deslicé mi mano dentro de él para poder sacar un vestido de color morado oscuro tirando a negro.

-Creo que esto te estaría mejor que lo que llevas ahora mis.-admití, no me gustaba ver a la gente que de verdad era buena en mal estado y se podía observar que ella no es que estuviese para tirar cohetes aunque tampoco la veía demasiado triste.-Ahora,¿ me contaría qué te pasó? Todos aquí tenemos una historia que contar, la mía es...complicada, pero tengo...¿cómo es la tuya.-pregunté, dudoso, ya que apenas la conocía de hace varios minutos.

EH!? ¿Por qué desvió su mirada en aquel momento? No lo entendí al principio pero estaba seguro, momentos después estaba seguro. La miré, preocupado, pues no entendía por qué quiso engañarme de aquella manera en ese momento.

-Mi historia...¿eh?, pues ya te he dicho que es un poco complicada y aburrida, así que no tienes que preocuparte por la mía.Ahora...deja salir tu verdadera historia, se que escondes algo.-murmuró, con mucho ahínco en estas últimas palabras.Sabía que había algo que escondía , lo veía en sus ojos.Aunque todo esto lo dije mientras me acercaba a ella con una sonrisa, me acercaba de una manera sexy.

Le toqué el pelo suavemente y pase a las orejas, acariciándolas cuidadosamente.-Dímelo.-susurré, en su pequeña oreja "nekal" que, salía de su bello cabello azabache.Sus ojos, iluminados por la luna, estaban preciosos...pero eso no me importaba.

.Pequeña Brooke,¿por qué no empiezas diciéndome la verdad?.-inquirí, con suma cautela en no atemorizarla ni hacerle daño mientras acariciaba y pellizcaba sus orejas.

Sonreí, acabé con la información que quería aunque una pena me inundó al ver cómo sus ojos perdían el brillo que antes se encontraba tan hermoso y pude observar cómo parecía que fuesen a empezar a llorar en cualquier momento.Sin poder evitarlo la abracé, cogiéndola fuertemente desde los hombros y apoyándola contra mi pecho.

-No te preocupes, si quieres...puedo averiguarlo por ti.Se me da bien recaudar información.-mencioné, con una voz cálida.esta niña parecía sola y abandonada por el mundo y no podía permitirlo más.Era mi misión hacer el bien, así que...¿qué más puedo pedir?


-Yo descubriré todo lo que le ocurrieron a tus padres y si puedo, vengaré sus muertes, ya que todo espíritu merece el descanso eterno.-mencioné, sonriendo , puesto que se me daba muy bien esto de sonreír aunque no sintiese nada de lo que expresaba.

En realidad, sí que quería saberlo y para averiguarlo sería mejor acudir a la coneja.-¿Qué me dices? Quieres saberlo, ¿Verdad?.-pregunté, esperando una afirmación que tendría que llegar al fin y al cabo, todo el mundo tiene una historia y si no la tienen desean tenerla y/o averiguarla.

Me conmovió, hacía años que no era tan amable con alguien y si era con alguien tan sincera, no me importaría volver a serlo.Sentí sus lagrimas recorrer mi torso desnudo, pero no pude decir ni hacer nada, hasta que paró.

Me dio el permiso para que buscase toda la información sobre la muerte de sus padres, pero yo solo no podría hacerlo , solo un ser en este mundo es capaz de eso y mas.Coloqué mis dedos en la comisura de mis labios y silbe con mucha potencia, luego conjure un hechizo muy útil...-ven a mi...ya.-murmuré, solo eso.Ese era el hechizo.

-Ya la he llamado, en cuanto oiga esto, vendrá, estoy seguro.-dije, con media sonrisa en el bello rostro con el que fui bendecido.Toqué un poco mi pelo, para ordenarlo un poco , sin mucha prisa, con cara serena y tranquila.

Creo que no tardará mucho más en demorarse la coneja blanca, puesto que siempre que la llamé pudo venir sin problema alguno.Era encantadora si la miramos desde ese punto de vista, siempre estaba dispuesta si se trataba de mí y eso me hacía en cierto modo muy feliz o eso supongo.

Estaba siendo demasiado dulce y amable con ella, el por qué...quizás porque era mi trabajo o bien porque quise así sin más.Supongo, que estaba deseando que mi corazón frío descansase.La miro , con dulzura , para volver a tocarle ahora como si de mi hija se tratase, moviéndole lentamente el pelo.

-Está aquí, la que nos ayudará.-dije, solemne.Girándome para poder observar a aquella sexy conejita.-Buenas~.-susurré, con una sonrisa de oreja a oreja.-Puedes hacerte una idea de lo que voy a pedirte, ¿cierto?.-pregunté, señalando a la pequeña. Por supuesto, si alguien sabía las cosas esa era ella.

Sabía exactamente que ella me lo diría , por un módico precio, estaba claro.Pero...¿qué podría pedirme esta vez? Sexo, lo dudo, dinero, no lo necesita, joyas, mucho menos...recuerdos, quizás...o información equivalente.No lo sabía pero no iba a tardar mucho en averiguarlo.

-Cariño mio de mi alma y mi corazón.-solté, de pronto, como si de una novela romántica se tratase, pero mas bien en modo de burla.-¿Qué quieres a cambio de la información esta vez? Estaré dispuesto a cualquier cosa.-inquirí, pues ella me lo pediría igualmente así que mejor estar de acuerdo.

Son una imagen de lo más tierna. Y lo que tierno empieza, mal acaba. Lulu me presenta solemente, para luego saludarme con una enorme sonrisa. Asiendo a su pregunta, dirigiendo mi roja mirada al afable rostro que aún muestra marcas de haber llorado. Brooke Lawrence, huérfana, sólo un hermano... Y casi que estaría mejor sola del todo, si me preguntan a mi personalmente.

- Hola, pequeña. Encantada de conocerte en persona. Soy la coneja Blanca.

Me cruzo de brazos ante el intento de burla del sombrerero, sé que con él tengo que usar toda la paciencia de la que dispongo, a veces. Suspiro. ¿Qué es lo que quiero de él a cambio de una historia tan desgarradora?

- Uno de los pellizcos de tu magia de sombrerero-. Planteo, directamente, con tranquilidad hacia Lelouch. Sé que, aunque a veces le cuesta, puede materializar un poco de poder y entregarlo a las personas. Es un precio alto, pero la información también lo es, implicando al príncipe de corazones en una tragedia-. Y de los de calidad.

Me giro a mirar de nuevo a la pequeña neko. No quiero soltar la información delante de ella. No creo que sea bueno para su salud mental. Por lo que tengo entendido, ella cree que su hermano es inocente...

Me paré a pensarlo, pero no me importa dar mi vida por el bien de las personas, cosa que no haría tan fácilmente hasta que acabase con el príncipe, está claro.Pensé en las múltiples partes de mi magia que podía darte, tenía lo correcto que podría darle...exactamente me sentía un poco vehemente y por ello, quise hacerlo igualmente.

-Acepto el trato.-afirmé, colocando mi mano izquierda en mi ojo izquierdo y soplé, pues era doloroso lo que estuve a punto de hacer.Agarré el ojo con los dedos y tiré de él, no estaba intentando arrancarme el ojo, sino quitarme la magia que en él había.-La mayor parte de mi magia se concentra en mi corazón y mis ojos, pero si hago esto puedo quitar un pedazo de mi magia.-expliqué, a cambio, podría perder mi vista pero es algo que no me importaba mucho.

Del ojo salió un cristal morado y mi ojo pasó a ser de un color rojo sangre.Podía ver con él, por lo que suspiré, me había librado de algo por lo menos.Aún podría usar mi hipnosis ocular con ambos ojos, pero había perdido un poco el control de uno de mis poderes.La creación, ya no era tan bueno creando cosas de la nada, pero aún podía hacerlo, y bastante bien.

Miré a mi coneja favorita, mostrándole el cristal morado.-Puedes cogerlo.-sugerí, pues si seguía teniéndolo en las manos me darían ganas de volver a metérmelo.-Pero ten cuidado, eso llamará mucho la atención de personas que deseen tener nuevos poderes.-advertí, pues mi magia era muy codiciada por todos lados.

Miré nuevamente a la chica, le acaricié la oreja dulcemente y sonreí de nuevo con una sonrisa bastante pícara.-Ahora, cuéntanos lo que sabes.-dije, refiriéndome obviamente a la coneja.

Se lo piensa con tranquilidad, y me limito a alternar mis ojos entre él y la pequeña gatita. No quiero. De verdad que no quiero. Odio esta parte de mi trabajo y tarea. La odio con toda mi alma. Voy a tener que contarle un secreto bastante grande, además de que le destrozaré la poca familia que le queda. Aunque para tener esa familia, mejor no tener nada. Suspiro, y Lulu me llama la atención cuando acepta el trato. Alzo una ceja. Es la primera vez que acepta darme un poco de su magia.

Se me entreabren los labios de puro pasmo cuando le veo tomar un pequeño trozo de poder de su ojo, y extraerlo con sumo cuidado. Pero por más cuidado que le ponga, es peligroso, yo lo sé, y él lo sabe mejor que yo. Me quedo sin aire, al ver el pequeño y brillante cristal morado, mientras su ojo pasaba a ser rojo como los mios. Trago saliva con fuerza, inclinandome ante él. Tomé su poder con la oreja, porque sé que si lo tomo con la mano podría hacerme daño. Y lo guardo en el lugar más seguro en mi.

- Te será devuelto... Más adelante-. Le informo, con un pequeño susurro suave, ante su pícara sonrisa. Sé que tiene razón con lo que me advierte. Suspiro, y veo cómo Brooke deja de taparse los ojos. Esto va a dolerle tanto como a mi, o más-. Aquella noche... Saliste de casa, ¿recuerdas? Pero mientras tu no estabas, unos soldados del príncipe de corazones llegaron allí guiados por tu hermano, Brooke, Mike.

Hago una pausa, para no apabullar con la información, y miro a Lulu advirtiendole de que la cosa no será bonita.

- Nadie sabe que Mike es espía del príncipe, práticamente desde que nació. Nadie salvo él, el príncipe, y yo. Y ahora vosotros. Aquella noche los soldados llegaron sin pensamientos de matar y de hecho,... se fueron sin haber dañado a tus padres. Ellos estaban dispuestos a pagar a el dinero suficiente al príncipe como para que los mantuviera con vida, pero Mike no pensaba que el dinero pudiera pagar por su infelicidad. Él mismo los mató y, al oír la puerta de la casa se echó a llorar fingiendo haber visto como morían. Brooke, tu fuiste la que abrió aquella puerta. Conoces el resto de la historia.

Me quedé incluso más anonadado que ella incluso, pero no lo demostré.Cuando me advirtió la coneja me podía imaginar que no sería agradable para nada esta historia, y así fue.Era una historia bastante...aterradora, ¿quizás?

Sonreí, pues no por eso perdería mi sonrisa y abracé a la moribunda chica, que ni me molesté en mirar.No quería mirarla, si estaba llorando o petrificada ante tal información, no quería saberlo.Yo sólo la ayudaba, así que no me importa lo que pueda pasar siemprey cuando ella no me lo demuestre con gritos y lloros.

-No te preocupes, ¿quieres que YO me encargue de tu hermano o prefieres dejarlo todo a la suerte?.-pregunté, mirando a la coneja, pero me refería a la chica.Pero de pronto recordé lo que me dijo la coneja, me sería devuelta mi magia...

-¡¿ESTAS LOCA?!.-pregunté, seguido de un agarrón a sus hombros.-PERO ENTONCESS SERÁS TU LA QUE SUFRA, NO LO ENTIENDES?.-grité, agarrándo más fuerte.Pues si ella me devolviese mi magia, ella misma se vería en peligro.